Presentación

Nahuatl: Hoy, Espacio y Tiempo (Nahuatl: Axhan Cemanahuatl Ihuan Cahuitl)

Mapeo

México multicultural: múltiple en voces y en lenguas; diverso en presencias y ausencias; hoyo forzado de desaparecidos, de sangre y de silencio; variedad acechada por el miedo, el fuego y la falta; totalidades entre el olvido, el recuerdo (o la memoria) y la continua lucha de afirmación y reconocimiento presente; hondas variedades de riqueza y de pobreza; espejo multifacético y colorido entre el folclor lucrado, el espectáculo, la romantización y el respeto como la comprensión, y cuidado, de formas de vida propias. En medio de todo esto retumban voces y se estrechan manos por intentar mejorar siempre a la par de la riqueza en que estamos, construimos y somos.

En la zona centro de México se localiza un territorio huehuetzin aún vivo en el presente: Tlaxcala; y dentro de éste mismo algunos otros más antiguos espacios comunes. De entre estos, con ubicación al sur de Tlaxcala, está Cuauhtotoatla,1 y dentro de esta comunidad pa’ arriba –al norte- existe un barrio nahua, que pese a no ser “tan viejo” (‘lo viejo’ uno de los parámetros de valoración –sólo eso: valoración- para los “científicos sociales”) es un fiel espejo de gran parte del olvido (no irreversible) que Cuauhtotoatla, Tlaxcala y, quizá, muchas zonas “indígenas” del país padecen: Huzeytlacuahuac2 habla. Ihuan totlahtol ca Axhan, Cemanahuatl ihuan Cahuitl. La cifra de hablantes nahuas, algunas veces, resulta ser un fantasma.3 La búsqueda de la voz: un compromiso.

Ixhnakatl

La concepción cultural nahua al menos, puntualmente hablando, en Hueytlacuahuac se mantiene viva en un entramado de significados y prácticas sociales cotidianas; formas de vida (costumbres, hábitos, creencias y objetos) anclados a lo nahua perduran “hoy-día”. Esto da pauta a lanzar dos preguntas inmediatas: ¿qué se entiende por ‘lo nahua’ en esta región?, y ¿este horizonte cultural nahua vive o agoniza? La primera cuestión exige un trabajo riguroso, respetuoso y comprometido de la “academia” en sinergia con la comunidad; la segunda pregunta, movió a la búsqueda por tal horizonte desde la palabra nahuatl en su hacer mismo en dicha comunidad. Y por tal razón, desde ésta última cuestión, he aquí que nos encontramos, pese a que la búsqueda aún no termina.

La búsqueda del horizonte cultural nahua desde la pragmaticidad del nahuatl requiere necesariamente “volver el rostro”, poner los pies sobre la tierra, estar y vivir el lugar común, el Espacio tangible e intangible que la comunidad construye desde la misma lengua, en el cual se puede estar en contacto con el fluir de la memoria (Tiempo) y asumir una postura como un reconocimiento que se mantenga o refuerce frente al porvenir, ya sea desde lo que se habla o desde lo que se calla (Hoy). En este sentido, Nahuatl: Axhan, Cemanahuatl ihuan Cahuitl es la voz misma de nuestra comunidad; una voz que, a través de Maurilio Sánchez y de un “tequio” [trabajo comunal] entre Hueytlacuahuac y Arte a 360 Grados, se presenta en forma de poesía.

Este libro reúne acontecimientos (poemas), contiene un sistema de símbolos y formas de conocer, entender, estructurar y relacionarnos con el mundo; con nuestro mundo. Sería desatinado pensar aquellos únicamente como maneras imaginativas o poéticas de estar, también son códigos (prácticas) comunitarias del vivir cotidiano, de nuestro andar entre veredas, parajes, barrancas, texcales, encinares, ameyales [lugares donde nace el agua], por los yehxaguenatl [los ojos de agua que se crean por las fuertes lluvias], como por la Matlalcueyatl [La de las faldas azules cual agua]. Este andar: huella del Altepetl (de su historia) que somos, memoria condensada, tiempo viejo, espacio de luces y sombras, voz acechada por el olvido.

Pensar este andar de ‘hoy-día’, no obstante, y en gran medida, conduce a un contexto de marginalidad y precariedad abismal, en el cual cualquier acción comprometida por contrarrestar dicho contexto se vuelve en un acto de resistencia; los poemas de este libro pueden mirarse, de fondo, en este sentido. De esta poesía al contexto de donde surge hay una delgada y, pareciera, elástica barrera que se viene a pique tanto con la problematización de lo nahua en el espacio-tiempo de ayer, hoy y mañana que se vive, como con el compromiso de búsqueda, rescate y cuidado de recuerdos, formas de vida aún vigentes, incluso su revaloración, redefinición y re-pensamiento. Esta tarea requiere fundamentalmente de un nosotros, y asumida como tal implica un: nosotros mismos.

Amaixhtlanechicolicuilol

Nahuatl: Axhan, Cemanahuatl ihuan Cahuitl es un libro de poesía que busca condensar y, a la vez, reflejar parte del reservorio cultural como las formas particulares de concebir y relacionarse con la naturaleza propias de Hueytlacuahuac; además, intenta recuperar algunas palabras en nahuatl que, entre los hablantes de Hueytlacuahuac, se están perdiendo o han dejado de usarse; esto con el fi n ya sea de reintegrarlos a la praxis de la lengua o, en último caso, para tener un registro de las mismas. En otros términos, cada poema rastrea palabras que casi no se usan ya en la comunidad o que han caído en el olvido. Esto ha dado pauta a formar un pequeño glosario que registra, y en el cual pueden consultarse, las palabras rememoradas.

El sentido de escribir en lengua nahuatl4 radica primordialmente en el hecho de considerar la vasta riqueza del horizonte que aquella misma delinea; un horizonte del cual emanan contenidos significativos que se materializan en determinadas formas de vida y modos de comprender/habitar el mundo. Este horizonte nahua, sin embargo, no se agota en una “simple” consideración atemática de dicha riqueza: esta poesía en lengua armoniosa busca hacer efectiva la posibilidad de pensar el (en) nahuatl. De tal forma, el poemario, por una parte, introduce al lector en ese mundo, directa y, sobre todo, indirectamente a través de la traducción al español de cada poema. Por otra parte, la presente obra nahua afi rma, más allá de su potencial creativo, el acontecimiento de un pensamiento nahuatl. En suma, la “parte” nahuatl concentra y refleja, Hueytlacuahuac, mientras la “parte” en español gira en torno a una invitación como un despertar del interés hacia la lengua nahuatl y a una divulgación de lo que se hace y lo que se vive a partir de la lengua armoniosa dirigida y abierta al público en general.

Nahuatl: Axhan Cemanahuatl Ihuan Cahuitl

El presente libro inicia y finaliza con el poema ‘Nahuatl’, éste es una metáfora del ‘hoy-día’ (Axhan), que recorre, y de la cual se desprenden, las dos partes en que se estructura el libro. La primera de ellas: Cemanahuatl (Espacio), que alberga poemas relacionados al medio material, natural como al inmaterial e intangible construido-habitado por la comunidad. Mientras que la segunda parte: Cahuitl (Tiempo), reúne poemas en los que la memoria se vuelca tocando puntos que van desde lo sociopolítico hasta el amor, la existencia y la muerte. Al fi nal se encuentra una parte denominada ‘Notas y Glosario’ en la que el lector puede consultar tanto el sentido que a cada poema le da su autor como el significado de algunas palabras rememoradas en nahuatl.

¿Canin Ye Tica?

Por esta temporalidad que somos y por el devenir que hace frágiles y cambiantes las creaciones y producciones humanas de cualquier índole, los horizontes culturales-comunales no están exentos de cambios, renovaciones y “despidos” de aspectos, más que “pasados”, olvidados. En este sentido se presentan varios factores que inciden en el debilitamiento de una lengua –sobre todo de una lengua “indígena”-, como a su hibridación o, justamente como suele decirse en Hueytlacuahuac, su “revoltijo” con el español. En esta comunidad tales factores van desde la cercanía con la ciudad de Puebla, la migración laboral hacia la misma y otras urbes, entre otros. Frente a tal panorama de cambio el presente libro trata de reforzar, en la medida de lo posible, una memoria cultural nahua que, pareciera, va olvidándose.

En el poema de presentación ‘Nahuatl’, por ejemplo, de manera profunda, la lengua no es más que una metáfora del portador mismo: el hablante o, mejor dicho, el macehualtzin. Es él quien nace en un contexto y ámbito “novedoso” y “prometedor” radicalmente diferente al de hace apenas unas décadas atrás. El “indígena” nace aunque, paradójicamente, sus raíces mueren: su lengua muere. En el poema se dibuja el último proceso cíclico de vida-muerte (qué triste escuchar que conmigo mueres). Ante esto lo que queda es, al parecer, un huérfano con recuerdos, como ascuas titilando débilmente respecto a luces-otras más “resplandecientes” de un mundo extinto. Un huérfano al que le ha sido arrebatada su lengua y se le ha dejado el referente vacío de “indígena”,5 a la intemperie y expuesto al mejor postor: sea como mercancía-exótica al Estado, al quehacer científico social, entre otros.

La pérdida de la lengua nahuatl, en este caso, puede llevar a pensar –incluso imaginar- la débil línea, agonizante, de ese mundo armonioso, no gritado, cediendo paso, al parecer inevitable, a una realidad en apariencia más “homogénea” en donde los gritos y silencios forzados la caracterizan; la ruptura con esta apariencia cuasi-impuesta conlleva a un triste darse cuenta de lo que apenas sobrevive (de triste agonía tu pecho abre) y lo que se calla (de voz tapada, desde el vientre de las madres); de las represiones, marginación, prohibiciones, sanciones morales-sociales como desatención institucional, entre otros aspectos ocultos en una ficción que busca enmascarar al huérfano de mundo. Vislumbrar la pérdida posibilita superar la interdicción de la queja (duelo incluso): te mueres cuando no se escucha tu canto, y da pauta a rastrear como a crear los cantos aún no silenciados.

Frente a la pérdida, no obstante, aún emana agua de ciertos lugares, espacios, momentos y acontecimientos que hacen posible la sutil mirada del poeta; dos de ellos, por ejemplo, son el monte y el campo, lugares donde se está, donde la sensibilidad deviene inevitablemente en acto creador; otro de ellos resulta ser el camino o la vereda que conducen hacia los lugares histórico-familiares y colectivos compartidos de antaño, como los que, en su andar, muestran (del monte a la comunidad y viceversa) las considerables bocanadas con las cuales la ciudad viene devorándose al pueblo. Así, entre este debilitamiento del nahuatl y los factores a su alrededor que, directa o indirectamente, inciden en tal situación de la lengua como en el agua que emana aún del horizonte cultural nahua de Hueytlacuahuac, se alza en poesía la voz nahua de forma comprometida a hacerse cargo de su pasado, su presente y su porvenir.

El camino es largo como para abandonarnos unos a otros.

Emmanuel Tepal y José Luis Romero

1 Cuauhtotoatla: lugar donde abundan montes, pájaros y agua. Municipio de San Pablo del Monte, Tlaxcala. Sobre la toponimia del lugar cf. Tieco, F. San Pablo del Monte Cuauhtotoatla. Una historia a través de los estratos de la toponimia nahuatl. Tlaxcala, ITC, 2012.

2 Hueytlacuahuac: encino grande. Barrio o comunidad de San Isidro Buen Suceso de San Pablo del Monte, Tlaxcala.

3 Sin olvidar que en el estado de Tlaxcala hay presencia también de hablantes de la lengua otomí.

4 Puntualmente en la variante nahuatl de la zona norte de Cuauhtotatla: Hueytlacuahuac.

5 Originario de un territorio y mundo que no habita más; cabe decirlo: referente lleno, eso sí, de violencia simbólica hacia los pueblos “indígenas”.